domingo, 2 de mayo de 2010

Día (o mejor, semana) del trabajador_ Reunión 6, 7, 8, 9 y 10.

Si algo ha caracterizado nuestro proceso de trabajo ha sido el diálogo y la constante negociación. Partiendo cada uno de su posición individual se ha construido una red en la que los intereses individuales se chocan, se cruzan, se mezclan, dibujando así un interés colectivo.
Nuestra propuesta para el lunes 3 de mayo de 2010, momento en el que debíamos compartir nuestro proceso en el aula, ha sido narrar esta dinámica.
El martes 27 de abril se celebra una primera reunión, en la que se propone un nuevo enfoque: se trata de llevar, nunca mejor dicho, las diferentes voces al aula.
El miércoles 28 de abril volvemos a reunirnos para comer, esta vez para crear un mapa que recoja nuestro recorrido: desde la llegada a la asignatura hasta la propia actividad, pasando por la formación del grupo y los diferentes conflictos que se han dado durante este tiempo. En total, cuatro horas estableciendo cuál ha sido nuestra trayectoria, rescatando momentos o cuestiones clave.
La próxima tarea: responder individualmente cuáles han sido nuestros pasos.
Jueves 29 de abril. Nos encontramos a las cuatro de la tarde para preparar el material: decidimos partir de nuestros propios relatos, rescatando frases, mails, comentarios que ilustran el proceso, así como citas que creemos podrían responder a los diferentes momentos que definen nuestro camino.

Una vez preparado todo el material (tecnológico incluido), empezamos a grabar. Horas y horas de charla que nos ayudan a reflexionar sobre nosotros mismos, sobre nuestra posición dentro del colectivo, sobre cómo nos construimos como grupo. En definitiva, una larga noche de trabajo, con pausa para cenar incluida, como viene siendo costumbre.
Viernes 30 de abril, jornada de trabajo individual. Empezamos a editar el sonido y conseguimos el material que nos faltaba… nos preparamos para la próxima sesión de trabajo.
Sábado 1 de mayo. Coincidiendo con el día del trabajador, quedamos de nuevo para acabar de preparar la presentación. Todo un día de trabajo para preparar los objetos que forman parte de la instalación así como acabar de organizar lo que va a ser la presentación (introducción, instalación, actividad, cierre). Ya por la tarde, parada para recapitular lo completado y para escuchar la primera propuesta de audio… la verdad es que a todos se nos dibuja una sonrisa al oír por primera vez el material editado.


Domingo 2 de mayo. La reunión del 2 de mayo acaba en el día 3. Hemos tenido días mejores, pero sabiendo que hoy se conmemoran los fusilamientos de la Moncloa... no nos podemos quejar, aunque con carencias, tenemos todo listo y estamos llenos de vida.

La escucha

Podría ser mas simple (y también más sencillo) pero la complejidad, incluso cunado esta hace las cosas ininteligibles es una de las características más deseables. Podría ser totalmente digital, pero lo analógico que en ellos encontramos se trasforma durante su uso en contenido simbólico. Podría ser más sofisticado, pero también menos accesible. Podría incluso no ser, pero no resultaría igual.
Para la presentación de nuestro proceso hemos formalizado dos objetos. Actúan como contenedores de resonancias, reflexiones y preguntas surgidas durante la presentación, son dispositivos que mediarán el diálogo entre los asistentes.
Una urna de tarjetas que representa el formato más recurrente del azar (seguramente, por su sencillez, representa el formato más recurrente de todas las cosas). Simplemente una forma relativamente anónima de repartir voces.

Un libro en blanco para escribir en colectivo. El libro tiene inserto en un espacio vacío a través de sus páginas, un micrófono de corbata. Lecturas imaginadas que se registran para volverse a narrar estableciendo un diálogo entre ellas. Palabras dichas, que no gozaran de lo efímero que acostumbran (pues serán registradas por una grabadora), pero si permanecerán en la invisibilidad admirable que tiene la comunicación oral. Este objeto es pues custodio de las palabras: las escucha, las contiene y las oculta, pues en el acto de la lectura el libro, que se escribe y se lee al mismo tiempo, actúa también como barrera entre el rostro del lector y sus oyentes.

«Lo importante no es escuchar lo que se dice, sino averiguar lo que se piensa»
Juan Donoso