Comenzaba el día hoy leyendo.
«La evidencia de que este es el primer Sant Jordi en el que conviven la era Gutenberg y el soporte virtual ha llevado a La Vanguardia a preguntarse cómo será en el futuro la fiesta del libro y de la rosa».
A continuación Màrius Serra proseguía con un relato que actúa a modo de respuesta, en el que plantea una hipotética Diada en 2022, plagada de pantallas, de rosas digitales, de largas distancias y sobre todo de souvenirs. Lo he leído sonriente prestando especial atención en las descripciones de los propapelistas que, aún en el 2022, crean asociaciones en vez de grupos en facebook, y se reúnen para hablar en lugar de hacer twitter. A las 16:21 horas encontraba una situación mucho más cercana temporalmente y absolutamente palpable.
Frente a un McDonald, sin «libros», sin rosas, pero compartiendo ansias de promocionar. McLuhan en formato .pdf comienza a dar golpes desde el interior de mi cabeza.